La palabra Yoga proviene de la raíz sanscrita Yuj y según B.K.S Iyengar (Gran maestro de Yoga) en su texto “La Luz del Yoga” significa “sujetar, atar, unir, juntar, dirigir y concentrar la atención en algo para su atención y uso. Significa así mismo unión o comunión”
El Yoga es uno de los seis sistemas ortodoxos de la filosofía India; dicho de otro modo, corresponde a una de las seis darshanas o escuelas filosóficas que se dedicaban al estudio y explicación de la sabiduría contenida en los Vedas, que son los textos sagrados de la India.
Estos seis Darshanas o sistemas filosóficos son los siguientes: Nyaya, Vaisheshika, Sankhya, Yoga, Purva-Mimamsa, y UttharaMimamsa.
Podemos revisar la definición de Yoga desde la perspectiva del pensamiento filosófico indio, que dice que todo está penetrado por el espíritu Universal Supremo (Paramatma o Dios), del cual el espíritu humano (Jivatma) es parte.
El maestro B.K.S.Iyengar expresa lo siguiente a este respecto:
“El sistema Yoga es llamado así debido a que enseña los medios por los cuales el jivatma puede unirse o hallarse en comunión con el Paramatma, asegurándose la liberación (Moksa)”
Por otro lado, el Maestro de Yoga Tirumalai Krishnamacharya explica la práctica de yoga, específicamente lo que corresponde a la práctica física o yogasana de la siguiente manera:
Para los que tienen fe, yogasana es una postura particular que es confortable y firme a la vez. (sthira y sukha). Las ásanas hacen posible el vínculo entre el jivatma (ser encarnado, espíritu humano individual) y el paramatma (Espíritu Universal, Dios).
Para aquellos que no tienen fe en Dios, pero aceptan jiva (alma), yogasana es una postura particular del cuerpo que ayuda en el samyogam (unión, conexión) del jiva y de la mente.
Para aquellos que no aceptan jiva (alma), yogasana es una postura particular que ayuda en la disciplina de los sentidos y control del prana (energía vital).
Según lo anterior podemos señalar que la práctica de Yoga no es privativa de quienes creen o no creen en un Dios o energía Universal. Los grandes maestros de Yoga siempre han expuesto esta enseñanza como una disciplina universal, que surge en la India, no obstante es inherente a todo ser humano que habita este planeta.
“El Yoga se adapta a cada persona, no la persona al yoga”, es una frase con la que constantemente nos estamos encontrando, lo que demuestra que los resultados o conexiones que se generen con esta disciplina dependen en su mayoría del punto de vista desde el cual se aborda la práctica.
Lo fundamental que propone la disciplina del Yoga es un objetivo que se consigue a través de determinados medios los cuales propician experimentar el estado de unidad que es inherente a todo ser humano más allá de sus creencias.
Con una mente sana y clara podemos mantener un cuerpo sano y de esa forma conectar con nuestro ser esencial.
Independiente de los diversos estilos de yoga que se han desarrollado en la actualidad, el objetivo del Yoga siempre es el mismo; y tal cual lo señala el sabio Patanjali, quién recopiló y sistematizó toda la información existente sobre yoga:
“Yoga es la capacidad de dirigir la mente hacia un objeto exclusivamente y de mantener esa dirección sin ninguna distracción. (Sutra I.2) El objetivo final del yoga es conseguir una mente estable en un cuerpo sano”.
Bajo la premisa de esta definición, patanjali ordena todo el conocimiento yóguico y expone los distintos medios y metodología para alcanzar este objetivo. Es la metodología de los ocho pasos o astanga yoga que ha legado el sabio Patanjali en su conocido texto de 196 aforismos llamado “Yoga Sutra”.
En lo concreto, iniciamos la práctica de yoga a través de un proceso de auto- purificación interna y de autoconocimiento mediante las ásanas o posturas físicas unidas a la respiración consciente, pero como ya lo señalamos, el sentido profundo de esta disciplina va mucho más allá del cuerpo físico, con la práctica constante avanzamos hacia la meditación y a poder trabajar por capas niveles más profundos de nuestra mente.
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